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Mostrando las entradas de abril, 2005
Escuché que escribir es un acto para intentar olvidar o recordar, en todo caso es un acto en retrospectiva, postfactum, sentado al papel o a la pantalla cuando la tormenta o la gotita ya ha caído o inclusive ya esté todo seco. Me he quedado pensando, debatiéndome. Sea o no sea verdad, es la única excusa que tengo para no escribir de ti; aquí, frente a la pantalla, pareciera que el diluvio comienza.
Tengo astigmatismo e hipermetropía. Pero únicamente en el ojo derecho, el izquierdo no tiene broncas. Tendré lentes y eventualmente me sobaré la nariz y tendré unos 25 centímetros cúbicos libres sobre mi buró par acomodarlos cuando me acueste a dormir y situaciones embarazosas de vaho y humedad y buscarlos como loco entre la ropa, y dejarlos donde sea. Creo que eventualmente postearé mis lentes. Creo que eventualmente postearé toda mi vida.
Me gustaría tomarle una foto al ojo de un pez con un lente fish eye, pero seguramente alguien lo ha hecho ya, también a una mosca a través de un caleidoscopio. Te digo recargando mi cabeza sobre tus piernas. Sostienes mi nuca con tu mano como si no quisieras que se le saliera nada. Pienso que no tienes de que preocuparte y sonrió; mi cráneo es frágil pero terco. Son pocas las ocasiones en que puedo verte desde este ángulo. Me ves con esos ojos que reprueban mi escrutinio visual; conozco el reproche de memoria: ahí vas de nuevo a buscar... te veo desde aquí y sonríes, metes tus dedos entre mi pelo y cierro los ojos; de esta cámara oscura no se escapa nada.

Silla a través del cenicero.

Silla a través del cenicero.
Pa' la abuela y un poco pa' Don Marcos que día a día se parece más a ella, sobretodo si sale del cuarto encorvado y con el gorrito tejido cubriéndole del frio. Te fuiste cuando se cayeron las torres; poquito antes, poquito después, no importa, cuando se asentó el polvo tú ya no estabas ahí. Yo comencé a cruzar en bicicleta a la escuela, la amarraba a la cerca del trolley donde cupiera haciéndole campo entre otras bicicletas como cuando se mete un naipe entre todas las cartas esparcidas, nunca en mi vida había visto tantas bicicletas. Nunca tampoco había mirado a mi padre reaccionar así ante la muerte, seguramente ya eran muchas. Esa mañana murió la abuela: 97 años de edad y monedas siempre en la mano para darme aunque no recordara de quien era hijo: que guapo te has puesto, tan grandote, te pareces a tu padre él tenía tus mismas manos. La abuela no alcanzó a ver los aviones estrellarse. La noticia golpeó la casa igual de fuerte, se rompieron vidrios o por lo menos así se mira
El cielo no existe y los ricos Irán al cielo yo seré el tutú que rodea al camello que pasa bailando por el ojo de la aguja. Y tú la música, la triste que tanto te gusta. son cosas sin movimiento y dínamos que me persiguen, situaciones y vueltas de hoja, esquinas sucias de la libertad geográfica. Dime que me quieres y te leo lo que escribo, lo que escribo y guardo. Hay algo que te recuerda, no soy yo, yo aun te tengo en todo. Creo que soy un monstruo, cuando me sobo la joroba y te recuerdo. La calle se acaba, como se acaban los pasos y luego las ganas. Me dices: en ocasiones hay algo de ti en las cosas y mi paranoia crece Me encierro a escribir que camino afuera, me acuesto a soñar que bailo a tu compás como camello para mandar a los ricos a un lugar que no existe. Santaclaus no cabe por la chimenea de tus pulmones. Deja de fumar que no quiero que te me esfumes. Y lo digo todo así, tan inconexo como tus ojos tristes cuando ríes. Extrañando.
Entre jacarandas, girando como si las flores, en su caída, te dieran cuerda. Me acerqué poquito, lo suficiente para empaparme Caminaste lentamente hacia donde yo me bañaba en lila en morado, en azul y me tocaste el bigote. Yo te toqué el vestido. Un vestido de bolitas rojas que tenía mi madre en una foto de joven Y tú el bigote crecido de tu padre que te picaba la cara cuando te besaba niña.
Las cosas cambian, yo cambio tu cambias y así por todos los tiempos y las personas. Y pensar que siempre reprobé español en la primaria, sujeto predicado, tiempos, más tiempos y yo escribiendo de zurda con la letra más fea que jamás haya pisado un cuaderno scribe tipo francés con doble raya. Extraño esos cuadernos. De chico (y no tan chico) me orinaba en la cama, cuando salíamos a algún lado de viaje a casa de algún familiar ya sea al norte, Los Ángeles o aquí National City, o al sur que siempre era al pueblo de mis padres en Jalisco, mi jefita me hacía cargar con un hule para proteger el colchón ajeno. Extraño mi hule. De la prepa me corrieron por tramposo y por reprobar computación y contabilidad y porque era un alumno indeseado. De la prepa extraño llegar a playas con la bruma bañando al taxi, en esos meses en que las 6 y media de la mañana es plena madrugada Llegar a la esquina de la escuela y mejor bajar a la playa, a ver amanecer, quitarme los zapatos y los calcetines y mojarme
No puedo escribir, estoy imposibilitado a atar líneas. Estoy seguro que es la primavera. Estoy de lo más meloso y cursi, (que raro diría el Pato, pero bueno, es más bien que estoy concientizandolo) aun así no me importa mucho lo cursi y mucho menos lo melos, es simplemente que no puedo escribir, ni correos electrónicos ni ensayos ni crónicas ni cuentos ni poemas ni posts, va no puedo escribirle ni a la gente que quiero, me quedo viendo la pantalla y sus manchas y el polvo que se pega. Lo peor es que mi imposibilidad para hacerlo se refleja en mí físicamente, de hecho traigo una cara de pendejo que a su vez se refleja en todo y sobre todo en el espejo pero bueno eso también estoy concientizandolo. No posteo por bien de ustedes.
Bookleggers los invita Centro Cultural de España en Buenos Aires Pa’ que pasen a ver Inspección Secundaria: Videos de la zona fronteriza entre las Californias. Curadores: Fabián Cerrejido y Rubén Ortiz Torres. Artistas: Yoshua Okón, Sergio De la Torre, Isabel Hergueda, Lois Hock, Los Superelegantes, Jorge Nava, Nortec, Julio Orozco, Octavio Castellanos y Omar Pimienta , Sal Ricalde, Torolab.
Deténté
Las paredes de esta casa son tan frágiles que tiemblan cuando cierras la puerta y yo , no se por qué razón, también.
Este blog es genial, les va a gustar yo sé lo que les digo, pásenle y anímense a contar sus secretos. http://postsecret.blogspot.com

naranjabugambilia

Té de naranja con bugambilia: en casos de afecciones respiratorias como tos,asma, bronquitis; para su tratamiento son empleadas las flores y brácteas. Para estos casos se recomienda tomarlo caliente tres veces al día durante 72 horas. Suspender el tratamiento durante una semana y repetirlo hasta sentir mejoría. Para la misma finalidad es recomendada la infusión de la Bugambilia con otras plantas como tulipán, naranja, canela. la bugambilia no es arbol es un arbusto trepador Piso del patio: costal de té de bugambilia con cáscaras de naranja.

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Jugamos el miércoles y me enteré que la organizadora del torneo se apiadó de nosotros y nos regresó el nombre: seguimos siendo Los Miserables de la libertad. Perdimos el miércoles: mi sobrino Isaac de 14 años tiró dos tiros y no las llegó, de chaquetas no lo bajamos. el legendario Pato que llegó a tener juegos de 50 puntos no metió nada, el Laguana falló 8 tiros libres, el Tambor robó cuatro balones con la velocidad que lo caracteriza pero como él dice: yo soy futbolista compas! Randy (güero loco) siempre juega mal así que a él no le dijimos nada, el Meño pareció despertar en el 3r cuarto y así el resto del equipo sucked , yo jugué bien, 14 puntos, (así que a mi no me caguen el palo), jugamos ayer viernes. Otro descalabro Al sobrino Isaac se lo llevaron a un retiro espiritual Le pato metió como 8 El Laguana otros 8 y falló otros 4 tiros libres El tambor dos puntos y defendió muy bien, al punto que lo sacaron por faulero Güero loco llegó pedo al cantón y no lo invitamos a jugar El Meño
...yo, sin querer, empezaba a verte en cuadros: 24 por segundo y poco a poco 20, 18, 14, 10, 8, hasta que eras una foto: niña perdida dentro de un saco de lana guinda bugambilia con botones tan grandes y cafes como tus ojos, mirando en la mesa fijamente algún recuerdo. En situaciones así: todos los recuerdos entristecen...