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Mostrando las entradas de septiembre, 2005
The bookleggers hit the Getty Museum. The bookleggers manifesto: Border scholars Javier Durán and Juan Carlos Ramírez-Pimienta have theorized the notion of “educated” Mexicans residing in the United States, Mexicans who have emigrated to the United States as well as to U.S education during their formative years and who are referred to as “Wet Minds”. The natives of the Mexican northern border states, many of whom have been pushed abroad by centralist education, cross the border on a daily basis. Since this phenomenon of the “Commuter minds” first occurred, the US immigration officers have been on the lookout for books as incriminating evidence for the crime of getting educated. Many imprudent prospective “Commuter Minds” get caught and their rights to cross the border are taken away. Our job is, as Capone once stated, to supply a demand. We are the bookleggers. Octavio Castellanos Omar Pimienta Clavo: Juan Laguana
Es difícil de explicar Es algo parecido a: una enorme pantalla de cine en blanco flores amontonada sobre el pasto en un entierro caminar bajo un puente largo morder plastilina la textura de la leche condensada el sabor del gis pensar que llamaras en domingo mirar a un niño intentar subir por una resbaladilla el sonido de una cinta de película girando en sus engranes sentirse atrapado bajo las cobijas dormir con la luz prendida asegurar que no tarda en llegar la lluvia Me preguntas cómo es que me pongo triste de la nada y te digo que es igual a cuando río de la nada te digo que es difícil de explicar y hago una selección al azar de lo antes descrito.
Intento tocar físicamente el tiempo, señalarlo, rasgarlo, cualquier cosa que nos explique porqué estamos aquí discutiendo sobre algo parecido al futuro. Por los años en que nacimos un geólogo encontró la línea divisoria entre el antes y el ahora . Se topó con el tiempo, de frente y lo rascó, lo palpó, lo olió y puedo asegurar que lo probó (yo lo hubiera hecho). Era una franja de tierra de unos cuantos centímetros, en algún cañón de Italia. Él era californiano, como nosotros. La franja de tierra fue el polvo que se formó después de que el meteoro golpeó la tierra. Su apellido no era muy lejano al nuestro y seguramente él no era mucho más inteligente que nosotros, igual de terco, igual de iluso tal vez. Te puedo asegurar que seguía siendo un niño; su pasión era la tierra, jugar con ella, examinarla, mirar las piedras. Su padre se había ganado el Nóbel de física, él sí que era un genio pero era un adolescente; su pasión eran las partículas elementales y los estados de resonancia, para mi
OPUS LENTA A la mañana te dije que tu belleza era opulenta y enseguida me corregí: opus lenta, sonata en cuatro movimientos que abarcan el sofá, el invierno, la tibia luz de la mañana y la lenta destrucción de los relojes que practicas sin conciencia, como una niña asustada. Cristina Peri Rossi
Hay relámpagos y no puedo dormir. La historia va así: un joven conoce a una muchacha en una fiesta, la acompaña a su casa, en el camino le presta su chamarra, se dan un beso en la entrada del cancel y él se va. Al tiempo él regresa y pregunta por ella. “Ella murió hace muchos años joven.” Él visita la tumba donde se supone descansa su cuerpo, y sobre la cruz encuentra su chamarra. Enloquece. Recomendación uno: si conoces a una mujer y le encuentras un aire antiguo, pregunta si está viva. Si desaparece, tienes un buen sentido de la moda, si no desaparece no le prestes tu chamarra por si las dudas. Vas por la carretera y una mujer te hace la señal. No paras porque piensas que es una nueva banda de secuestradores. Cuando miras el retrovisor para mirarla alejarse, la encuentras sentada en tu asiento trasero. Chocas y eventualmente la gente lo entiende, “se le apareció la que pide raite.” Recomendación dos: maneja un pickup de cabina sencilla. Yo recuerdo una señora de un delantal verde, la
Te recordé en la vigilia, pensaba en algo más y de pronto por una esquina de la imagen te pude ver saliendo de un taxi. Algo así como cuando ves un set de fotos recién salidas del laboratorio y se dispersan como barajas, se superponen las imágenes, se pierden los bordes de una foto con el centro de la otra y así un árbol puede estar justo debajo de las llantas de un taxi que te deja bajar y tras de ti puede haber una imagen de un lavamanos con un jabón aun espumoso. En realidad no sé que significa la vigilia ni si quiera la puedo explicar, sé por ejemplo que es un estado medio entre el sueño y la realidad, aunque en ocasiones dentro de un sueño todo parezca real o en la realidad puedas jurar que lo que pasa no está pasando, la realidad es confusa aun estando completamente despierto o completamente dormido. La vigilia, si es que existe, tiene sus formas raras de jugar con uno, con el sueño y con las imágenes que solo pueden ser creadas durante la realidad, es real que te bajes de un t
Ganó el real libertad, yo vi desde la banca. Inicié el partido pero no pude seguir el tirón en la pantorrilla parece ser un desgarre. Justo ahora que pensaba ponerme un mohalk como el de beckman.
Recuerdas el color de la arena en días nublados: hollín y sedimentos, lengua de mar que la enturbia? Así, de ese color recuerdo tu pelo, antes, cuando jurabas que nunca te lo pintarías, que no había forma de aburrirte ni razón para cambiarlo. Hoy que me dices: tenemos que hablar, siento una ola que me lame la espalda.
Amanecí sin mi calcetín derecho, me desperté y sentí mi pie desnudo el cual moví para ver si lo tocaba o sentía entre las sábanas (fe a un talento escondido en mi DNA de cuando era chango) no encontré nada. Con ese pie desnudo (más bien con el dedo gordo de ese pie desnudo utilizádo como gancho) me quité el otro calcetín para tentar con ambos pies. Era temprano y la verdad es que había dormido poco. No encontré nada, bueno encontré mi calcetín izquierdo que pensé era el derecho y terminé confundido. Con mi talento milenario logré prensar el calcetín izquierdo y sacarlo del colchón. Creo que no había abierto los ojos del todo. Me quedé dormido de nuevo, unos minutos, no muchos, pero suficientes para olvidar el incidente. No es la primera vez, ocurre una o dos veces por mes pero en ocasiones pasan meses si que suceda. Opciones: A) me quito el calcetín en estado sonámbulo y lo mezclo con los calcetines sucios haciendo imposible corroborar que en efecto ese calcetín, de entre todos lo
Un post más de cualquier cosa. He vuelto al futbol, ahora porto la camiseta del real libertad (sentido figurado porque en realidad todos jugamos con camisetas de cualquier otro equipo, por ejemplo yo, jugué con una del atlas que compré en tecolotlan jalisco, el pueblo de mi padre, por 100 pesos durante el carnaval del 2000 y eso porque la que traía puesta estaba llena de chela) anoté dos goles, ambos de puro zapo, algo que ver con simplemente estar ahí para empujar la bola. De cualquier forma los celebré como si hubieran sido contra estados unidos. Ganamos pero no ganamos. Metimos 4 goles, dos míos dos del pato, ellos metieron 3 pero como no llevamos balón se les dio un gol a favor. Supo a victoria, pero como a mi no me gusta esa cerveza, mejor digo que se sintió bien. Al final sentí un tirón en la pantorrilla izquierda y el domingo me dolía una costilla. Alguien alguna vez me dijo que era imposible que me doliera una sola costilla; me duele una costilla. Los miserables de la liber ini
Doctrina de la catástrofe. Pisaste el suelo desértico con tus sandalias, esas de suela y amarras tan delgadas que parecías traer los pies descalzos. Bajaste del carro y estoy seguro que el eco se llenó de la música que oíamos. ¿Qué era, quién tocaba esa canción que intentaba ser alegre, lo recuerdas? Caminaste hasta la orilla. El gran cañón era tan magnífico que no cabía en palabra: Callaste y adelantaste el mentón señalando el gran vacío y sentí que entristecías (siempre que callas pienso que entristeces, creo que es la forma de tu boca). Yo tardé un poco más en llegar al punto donde estabas, la incomodidad de un viaje en carro por ese camino tan largo hizo de mis huesos una maquinaria pesada. Me detuve a tu costado, un paso tras de ti como si el paisaje te perteneciera o tu orbita visual fuera un campo impenetrable. Recuerdo que al ver la profundidad solo dijiste: mira que insignificante se ve el río allá al fondo. Asentí pero contemplaba el cielo. Miramos el tornasolado, la magnitud