No puedo escribir, estoy imposibilitado a atar líneas. Estoy seguro que es la primavera. Estoy de lo más meloso y cursi, (que raro diría el Pato, pero bueno, es más bien que estoy concientizandolo) aun así no me importa mucho lo cursi y mucho menos lo melos, es simplemente que no puedo escribir, ni correos electrónicos ni ensayos ni crónicas ni cuentos ni poemas ni posts, va no puedo escribirle ni a la gente que quiero, me quedo viendo la pantalla y sus manchas y el polvo que se pega. Lo peor es que mi imposibilidad para hacerlo se refleja en mí físicamente, de hecho traigo una cara de pendejo que a su vez se refleja en todo y sobre todo en el espejo pero bueno eso también estoy concientizandolo. No posteo por bien de ustedes.
Vine a tecolotlán a acompañar a mi padre, un tal Marcos Ramirez. El se fue del pueblo un día que su madre le dijo que para él ya no había más tortillas, tenía 12 años. Yo vine a teco a impedir que comiera muchas tortillas (por el diabetes) pero le dejo que como un par, porque me da miedo que se me vaya, un par nomas. Los Zepeda. mañana posteo los recuerdos de los Zepeda.
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