Littera Libros. Colección Litteratos. 2009
ISBN: 978-84-613-1541-3
64 páginas 8 euros
Daniel Ruiz García
A veces el panorama literario actual me recuerda a una gran competición de atletismo: todos estiran músculo, entrenan hasta el desfallecimiento e incluso se atiborran de anabolizantes intentando dar con el hallazgo editorial que de una vez reviente las plusmarcas vigentes. La industria editorial es cada vez más industria y menos editorial, y la eclosión de Internet, el e-book y todo lo que se nos viene encima no ha hecho sino afilar aún más las estrategias de producción y mercadotecnia, alejando cada vez más a la industria del libro del objeto que lo ocupa. Es un hecho que el libro entendido como bien cultural, como aportación creativa o intelectual cada vez importa menos. Por eso iniciativas como la que desarrolla la Asociación Cultural Littera Villanueva cada vez resultan más escasas y, considero yo, más necesarias. Reivindican un concepto editorial que a casi todos les parecerá desfasado y romántico pero que no hace sino reconciliarnos con la vocación humanística que siempre acompañó al cultivo de la letra. Desde hace varios años, esta asociación lleva a cabo una activa labor de difusión editorial cuyo enfoque lo aleja diametralmente de la corriente dominante en el sector. Explícitamente, la misión de esta Asociación es “publicar libros, trabajar por ellos –qué hermoso y reconfortante resulta este propósito- y dar a la imprenta títulos no enmarcados dentro del circuito comercial y, por cuyas características, jamás tendrían acogida dentro del mundo editorial”.
Una de las colecciones de Littera Libros es el ejemplo más palpable de la consecución eficaz de esta misión. Creada en 2008 y dirigida por el interesante y reconocido poeta José María Cumbreño –ha obtenido, entre otros, los premios Rafael Alberti, Ciudad de Badajoz y Alegría de Poesía-, la colección Litteratos busca a jóvenes valores con una trayectoria incipiente y con una voz distinta a los cánones poéticos imperantes.
El libro que traemos a esta reseña es la mejor muestra. Se trata de Primera persona: Ella, un estimulante acopio de poemas con una clara unidad marcada temáticamente por la nostalgia y el recuerdo de una persona querida (la madre) y estilísticamente por una voz fresca, desprejuiciada y muy cercana. Lo firma el poeta Omar Pimienta, natural de Tijuana (México), un aspecto decisivo para entender el tono fronterizo de su poesía, en la que abundan los anglicismos y las estructuras anglófilas castellanizadas. Primera Persona: Ella ya se publicó en México en 2004, pero es ahora cuando, merced a Littera Libros, aparece por primera vez en España, descubriendo una voz nueva, por neófita y por joven –Omar tiene sólo 28 años-, que dice las cosas de otra manera. La emoción y la rabia recorren en todo momento el poemario, una rabia suburbana y plagada de ironía, que está por encima de toda corrección lingüística y moral, y donde abunda el detalle nimio de lo cotidiano, la miniatura, como forma de elevación hacia conceptos sublimes como el amor, el paso del tiempo o la pobreza. Se lee como un Carver mojado en mezcal y contaminado de esa ética perdedora tan característica de los que viven en la frontera entre dos mundos.
Comentarios
jajajajaja.
(soy un organismo unicelular)