Cuando la Luftwaffe dejó caer bombas incendiarias sobre el museo de historia nacional en 1940, los bomberos, al apagar las llamas, regaron algunas semillas traídas de china en el año de 1793. En los años en que los soldados ingleses extendían su imperio y usaban esos pantalones kakis que se pusieron de nuevo de moda gracias a GAP no hace tantos años. Las semillas estaban guardadas en cubitos de cartón por más de un siglo. Sin embargo caían bombas y los ciudadanos tenían miedo, corrían mientras las llamas se reproducían comiendo oxigeno y el sonido de las sirenas era, además de inútil, traumático. Después de la Guerra crecieron árboles, árboles por todos el museo.
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