Texto de Paloma González para la presentación del libro.
Cuando uno piensa en Omar casi forzosamente incluye la herrería, el básquetbol, fotos, libros, bugambilias… Glenna Jennings dijo de él que vive en un bosque donde ha construido una mitología. A ese bosque su escritura nos lleva.
Explicar lo que este poemario dice, las fibras que toca... lo pensé mucho, estuve segura que no: definitivamente soy incapaz de hablarles sobre lo que La libertad: ciudad de paso es, de verbalizar ciertos escalofríos; lo que sí alcanzo es decirles que este libro bien puede hablar sobre Tijuana o La Libertad desde ellas mismas, pero esa no es la parte trascendental, lo que se persigue es más. Se parte de una frontera para ahondar en otras, quizá imaginarias pero igual de persistentes.
Doy vuelta a páginas como esquinas de una colonia donde, a pesar de que no hubiera estado nunca, el poema me lleva. El lugar me habita.Como acertaría Elinor Carucci al hablar de su propio trabajo: La única manera en que puedo decir algo sobre la intimidad es a través de la intimidad misma. La mía. Aquí el autor se vale también de lo propio para llegar a lo universal. El lenguaje coloquial, la cercanía, formas sencillas (que no es igual a decir simples), para trazar el mapa imposible que es un poema. Uno llega a ver ciertas páginas como series de polaroids. He llegado a pensar que los textos aquí contenidos son un intento de fotografiar lo que una cámara no puede, y tal vez las palabras tampoco. Sin embargo la osadía persiste, la batalla y eso es lo único que puede salvarnos.
Leí este libro antes, durante y después de estar en la liber. Antes sentí curiosidad, durante fue asentir, sonreírme porque caminaba, tocaba, hablaba con piezas del poemario. En esos días Omar me contó que antes doña Sara y don Marcos (sus padres), recibían en su casa a los que estaban por irse de mojados, y en ese momento me hizo bastante sentido, entendí por qué tenía caso o sería bueno no sólo para él tener un libro sobre ese lugar: porque abre puertas a nómadas, autoexiliados. Y qué se hace en literatura sino indagar (de múltiples formas) en el exilio.
Cuando uno lee La libertad: ciudad de paso camina textos como calles, se da cuenta de que la poesía vive en la cotidianidad, las ciudades son personas que son casas, siempre hay algo que detiene o acelera la partida, al volante en la cocina en la tienda de la cuadra uno puede toparse con metáforas sólo debe tomárselas textualmente, y también que en la tristeza, la duda y el abandono diarios, existe una fe borrosa en no sabemos qué. Creo que este libro, a su manera, es el eco inaudible de las cosas que se quiebran por dentro. Y así resisten, ni se van ni se quedan, resisten.
texto de Sylvia Aguilar.
PALABRAS EN ORDEN NO INTELIGENTE
2. No es fácil narrar a Omar.
3. Dice que su mamá, Doña Sara, no salió durante su embarazo, tenía miedo que el Omar le saliera “mongolito”. Pero nació sano, dice que sus hermanos: le contaron los dedos,/ le miraron los ojos a ver si parecía o no “mongolito” / le midieron la cabeza con cuartas usando de referencia a/ otro recién nacido de la cuadra, le hicieron cosquillas, le hicieron llorar, verificaron su latido… Omar era completamente normal.
4. La mamá de Omar era poeta. Omar dice que Doña Sara escribía: de su casa, padres, hijos, Marcos, de su pueblo, de su calle en la Libertad, de sus plantas, de su muerte. Dicen que cuando ella murió Omar se encerraba en sus versos y no quería salir.
5. Luego vino la escritura: Omar comenzó a escribir a escondidas en las páginas secretas de su cuaderno de tercero. Omar es poeta, escribe de su casa de sus padres, de sus hermanos, de sus sobrinos, de La Libertad, de su vida. Dicen que Omar no se encierra en sus versos pero no le gusta salir de ellos.
6. Ha publicado dos poemarios: Primera persona: Ella y La Libertad: Ciudad de paso.
7. Su poesía es un asunto personal, un asunto privado entre él y su lector. En su poesía sobresale la construcción de lo cercano. En su poesía sobresale el humor. El lector emite dos o tres sonrisas a cada vuelta de verso, el mundo lúdico es para él un asunto serio. En su poesía sobresale la narrativa, las líneas de una historia –la suya, la de cualquiera-, las líneas de una vida, las paredes de una casa que sudó con tal de no caerse, de un cuarto que guarda el aliento a medicina, de la primera bicicleta, de pasillos simultáneos, de ventanas que se miran.
8. Quizá él tenga razón y su poesía trata de señalar lo que nadie le creería. Ni él si se lo platicara a sí mismo. Tiene que escribirlo.
9. Omar Pimienta tiene siempre las manos ocupadas en un teclado insensible intentando hacer que el recuerdo no sea ruido, que el aire no tenga canas, que las líneas dejen de contener. Intentando que el lenguaje y la forma le sean fieles a la experiencia, intentando sacar la palabra del lugar de la palabra y ponerla en el sitio de aquello que no habla: consciente siempre de que no es fácil narrar.
Notas: 1) Texto leído en la presentación de Omar Pimienta. 2)Las cursivas provienen del poemario Primera persona: ella y de La Libertad: Ciudad de paso
Cuando uno piensa en Omar casi forzosamente incluye la herrería, el básquetbol, fotos, libros, bugambilias… Glenna Jennings dijo de él que vive en un bosque donde ha construido una mitología. A ese bosque su escritura nos lleva.
Explicar lo que este poemario dice, las fibras que toca... lo pensé mucho, estuve segura que no: definitivamente soy incapaz de hablarles sobre lo que La libertad: ciudad de paso es, de verbalizar ciertos escalofríos; lo que sí alcanzo es decirles que este libro bien puede hablar sobre Tijuana o La Libertad desde ellas mismas, pero esa no es la parte trascendental, lo que se persigue es más. Se parte de una frontera para ahondar en otras, quizá imaginarias pero igual de persistentes.
Doy vuelta a páginas como esquinas de una colonia donde, a pesar de que no hubiera estado nunca, el poema me lleva. El lugar me habita.Como acertaría Elinor Carucci al hablar de su propio trabajo: La única manera en que puedo decir algo sobre la intimidad es a través de la intimidad misma. La mía. Aquí el autor se vale también de lo propio para llegar a lo universal. El lenguaje coloquial, la cercanía, formas sencillas (que no es igual a decir simples), para trazar el mapa imposible que es un poema. Uno llega a ver ciertas páginas como series de polaroids. He llegado a pensar que los textos aquí contenidos son un intento de fotografiar lo que una cámara no puede, y tal vez las palabras tampoco. Sin embargo la osadía persiste, la batalla y eso es lo único que puede salvarnos.
Leí este libro antes, durante y después de estar en la liber. Antes sentí curiosidad, durante fue asentir, sonreírme porque caminaba, tocaba, hablaba con piezas del poemario. En esos días Omar me contó que antes doña Sara y don Marcos (sus padres), recibían en su casa a los que estaban por irse de mojados, y en ese momento me hizo bastante sentido, entendí por qué tenía caso o sería bueno no sólo para él tener un libro sobre ese lugar: porque abre puertas a nómadas, autoexiliados. Y qué se hace en literatura sino indagar (de múltiples formas) en el exilio.
Cuando uno lee La libertad: ciudad de paso camina textos como calles, se da cuenta de que la poesía vive en la cotidianidad, las ciudades son personas que son casas, siempre hay algo que detiene o acelera la partida, al volante en la cocina en la tienda de la cuadra uno puede toparse con metáforas sólo debe tomárselas textualmente, y también que en la tristeza, la duda y el abandono diarios, existe una fe borrosa en no sabemos qué. Creo que este libro, a su manera, es el eco inaudible de las cosas que se quiebran por dentro. Y así resisten, ni se van ni se quedan, resisten.
texto de Sylvia Aguilar.
PALABRAS EN ORDEN NO INTELIGENTE
Sacar la palabra del lugar de la palabra
y ponerla en el sitio de aquello que no habla:
Roberto Juarroz
1. No es fácil narrar. No es fácil narrar a Omar. ¿Qué les puede uno decir de él que sea de utilidad para conocer-lo y conocer-su escritura? Platicar que es estudiante de artes, fotógrafo, poeta, herrero, basketbolista, futbolista, lector de Roberto Bolaño, amante pleno del té y observador de la bugambilia no basta. No. También hay que decir que es tijuanense, que tiene visa, que vive en La libertad. Que usa anteojos.y ponerla en el sitio de aquello que no habla:
Roberto Juarroz
2. No es fácil narrar a Omar.
3. Dice que su mamá, Doña Sara, no salió durante su embarazo, tenía miedo que el Omar le saliera “mongolito”. Pero nació sano, dice que sus hermanos: le contaron los dedos,/ le miraron los ojos a ver si parecía o no “mongolito” / le midieron la cabeza con cuartas usando de referencia a/ otro recién nacido de la cuadra, le hicieron cosquillas, le hicieron llorar, verificaron su latido… Omar era completamente normal.
4. La mamá de Omar era poeta. Omar dice que Doña Sara escribía: de su casa, padres, hijos, Marcos, de su pueblo, de su calle en la Libertad, de sus plantas, de su muerte. Dicen que cuando ella murió Omar se encerraba en sus versos y no quería salir.
5. Luego vino la escritura: Omar comenzó a escribir a escondidas en las páginas secretas de su cuaderno de tercero. Omar es poeta, escribe de su casa de sus padres, de sus hermanos, de sus sobrinos, de La Libertad, de su vida. Dicen que Omar no se encierra en sus versos pero no le gusta salir de ellos.
6. Ha publicado dos poemarios: Primera persona: Ella y La Libertad: Ciudad de paso.
7. Su poesía es un asunto personal, un asunto privado entre él y su lector. En su poesía sobresale la construcción de lo cercano. En su poesía sobresale el humor. El lector emite dos o tres sonrisas a cada vuelta de verso, el mundo lúdico es para él un asunto serio. En su poesía sobresale la narrativa, las líneas de una historia –la suya, la de cualquiera-, las líneas de una vida, las paredes de una casa que sudó con tal de no caerse, de un cuarto que guarda el aliento a medicina, de la primera bicicleta, de pasillos simultáneos, de ventanas que se miran.
8. Quizá él tenga razón y su poesía trata de señalar lo que nadie le creería. Ni él si se lo platicara a sí mismo. Tiene que escribirlo.
9. Omar Pimienta tiene siempre las manos ocupadas en un teclado insensible intentando hacer que el recuerdo no sea ruido, que el aire no tenga canas, que las líneas dejen de contener. Intentando que el lenguaje y la forma le sean fieles a la experiencia, intentando sacar la palabra del lugar de la palabra y ponerla en el sitio de aquello que no habla: consciente siempre de que no es fácil narrar.
Notas: 1) Texto leído en la presentación de Omar Pimienta. 2)Las cursivas provienen del poemario Primera persona: ella y de La Libertad: Ciudad de paso
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