Louie Navarro
Pescadores; de lo perdido, lo que aparezca.
La fotografía es un atentado contra la muerte. Louie Navarro se aferra con sus imágenes a un final digno, nos hace pensar que no todo está perdido, nos convierte en espectadores de sus duelos contra el tiempo y lo perecedero. Louie levanta la cámara cuando está tirado en el piso, herido de gravedad, consciente del poco tiempo que le resta, que nos resta. Dispara, obturador que se abre para dejar registro de que se luchó hasta el final. Se podría pensar que estos últimos disparos nunca dan en el blanco, que son simplemente un testimonio de dignidad, sin embargo en nuestro imaginario de duelos son estas última balas disparadas desde el suelo las que nos regalan un final feliz.
El trabajo fotográfico de Louie Navarro tiene los tintes trágicos de una lucha perdida; de un oeste salvaje e indomable. La foto-documentación de una comunidad de pescadores invadida por una productora cinematográfica que irónicamente capitaliza con la nostalgia, (Titanic, Pearl Harbor etc.) y sus repercusiones naturales que obliga salir más lejos por la pesca, cada vez más lejos; las salidas de madrugada; proteger el equipo del agua y la arena; la obsesión por capturar la imagen que lo diga todo sin obviar; el disparar desde una lancha, desde la orilla, con el mar a las rodillas, con el sol reflejándose en todo. Disparar y disparar porque las comunidades como esta desaparecen poco a poco, porque pareciera que el destino manifiesto sigue consumándose, porque existen fotos de Jerónimo con sus tropas, porque se está poniendo el sol y no queda mucho tiempo.
La saturación de ideas e imágenes constantemente nos priva de visualizar pequeños detalles o en su defecto, la sobrevaloración de pequeños detalles nos impide ver la imagen global. En Lost & Found de Louie Navarro podemos encontrar una eficaz propuesta para solucionar el problema de enfoque. La serie no deja de ser un disparo desesperado pero en esta ocasión pareciera que vemos desde un radar. El “shutter” es el botón rojo de la guerra fría, el objeto retratado es un archivo secreto. Objetos encontrados en la playa, en un lugar público, natural, los restos arqueológicos de una civilización cansada un domingo por la tarde, o la paulatina desarticulación de una lunada iluminada por olas fosfóricas; un cuete, una cajetilla de cigarros, unos globos reventados azul rojo y blanco, un brazo de muñeca, una corcholata, una jeringa hipodérmica. Una serie de objetos sacados de su entornos para ser retratados sobre fondo negro, sacados del anonimato para formar parte del archivo secreto de la propia fecha de caducidad. Objetos recogidos para exponerse como pruebas de consumo, de que ir a la playa es imposible sin llegar de paso a un Oxxo, archivados para dar cuenta de los pequeños detalles que hacen evidente la imagen global: un mundo que aprieta paulatinamente el olvidado botón rojo gracias a la embriaguez de la victoria y el consumo.
-- Omar Pimienta
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