Si yo fuera casa no sería como esta. Tendría un patio amplio en lugar de un taller de herrería, tal vez una jacaranda o dos bugambilias más, de otros colores, una blanca y otra amarilla, (¿existen las bugambilias amarillas? ¿Cómo me vería con una bugambilia en el pecho?) tendría algunas sillas en el patio y no tendría ropero, ni alacenas ni espacio bajo las camas, no habría bañera y los cajones serian específicamente para ropa. No dejaría que las telarañas me amarraran. Dormiría siestas por las tardes sintiendo la luz que entra por mi ventana del poniente, me pondría un suéter verde y pintaría mi puerta con carmín caoba, sacaría la lengua tatuada con un “bienvenidos”. Pero no. Creo que soy como esta.
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