Me asusta tu guerra menos que el alto al fuego de tu corazón
Jorge Drexler
Jorge Drexler
Hablas…
Te quitas las zapatillas y sobas tu empeine con un vaivén que te asoma a la luz mientras dices algo del trabajo o de tu carro.
Hablas…
Recoges tu pelo con un moviendo de manos parecido a un baile español
a lavarte las manos.
Inclinas la cabeza al quitarte los aretes parece que tus dedos te contaran un secreto;
el cuenco de tu mano te regala un mar pequeño.
Resbalas las piedras de fantasía de tu palma hasta a la mesa,
como dos semillitas,
crecen con la luz de la lámpara y gotas de agua de un vaso que suda.
Hablas…
Descalza al ropero; caminan tus dedos sobre los ganchos
Buscas algo cómodo abriendo la ropa como cortinas, encuentras una calle y un suéter de algodón.
callas…. Y se rompe el silencio.
el cuenco de tu mano te regala un mar pequeño.
Resbalas las piedras de fantasía de tu palma hasta a la mesa,
como dos semillitas,
crecen con la luz de la lámpara y gotas de agua de un vaso que suda.
Hablas…
Descalza al ropero; caminan tus dedos sobre los ganchos
Buscas algo cómodo abriendo la ropa como cortinas, encuentras una calle y un suéter de algodón.
callas…. Y se rompe el silencio.
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