La evolución se brincó la frontera.
haciendo trampa como un gigante de pies enormes jugando a la liga
Taxi: confesionario-interno y perfecto, en movimiento por un boulevard de noche iluminado por anuncios gigantes de neón que se leen en ingles y con ojos irritados:
lugar perfecto para llorar (porque nadie te conoce y sabes que cuando te bajes, estarás, en el lugar deseado. Todos los viajes son lo suficientemente largos)
De qué otra forma te explicas el sentirte tan mal con un café en la mano entre tanta gente a mitad de un centro comercial, en la sala del cine con una película deliciosamente mala y ajena, donde no encuentras nada y si, el café caliente nos quema la lengua y las palomitas la escaldan y nos secan la boca y nos dan una sed que ni la coca-cola quita; es obvio somos inferiores.
Tenemos, gracias a holliwood, el síndrome del bruce willis en el sexto sentido:
no sabemos que nosotros somos los fantasmas.
Claro, por qué comer solos.
por qué ni siquiera nos pitan al cruzar la calle,
por qué nos deja ir el policía, salimos tatuados y con el pelo de color y ni así.
Somos fantasmas y nadie, por lo menos aquí, desarrolló el sentido extra, porque eso es de primer mundo o de las culturas prehispánicas.
Es obvio, no somos del todo normales, aquí la evolución va mas despacio.
El amanecer en posición fetal a diario en una esquina del colchón,
el pensar en todo a la vez mientras sumerges la cuchara en el cereal;
hasta nuestra bocas son mas grandes, nuestros dientes, nuestra ceja, por eso nos las sacamos a golpes o con pinzas especiales.
Hasta los pericos pronuncian mejor las canciones del top 10 del bilboard.
Explícame, pues, por qué no podemos decidirnos qué libro leer,
si comprar o no el tostador para los "beigols",
ese dvd multiregion.
Por qué nos agobia pensar en comprar si todos lo hacen, ya ni dinero se ocupa.
Te lo han dicho tantas veces “Compra por internet”
(we know that we shouldn’t even flash our dollar bill, fuck, give the credit card number over a computer you must be kidding me)
no podemos comprar porque no existimos y sabemos que a la dirección nunca llegará nada.
Los estudiosos de mercado nos tienen escondidos en un fólder amarillo de manila
al fondo de un archivero donde esconden los números de las amantes o la hermosa peluca del rag.
Por qué los horóscopos dicen que mis negocios saldrán bien.
Si, tenemos, aun la espina dorsal retorcida, y el mundo entero lo sabe.
A nosotros nos dicen que es una hernia de disco.
Que seguramente te soltó tu madre de bebe,
o de plano algún accidente automovilístico alteró la forma de tus vértebras.
Porque, es sabido, no sabemos manejar. ni siquiera nuestra postura en un taxi. mucho menos nuestra vida
La evolución pisa la liga en cuarta
solo nos queda esperar nuestro turno y aguantar la fricción en las piernas del hule que se estira con el peso.
Todas las ligas con el tiempo se rompen. y siempre podremos salir del juego con moñito que sabemos, visto desde arriba, dibuja el infinito
haciendo trampa como un gigante de pies enormes jugando a la liga
Taxi: confesionario-interno y perfecto, en movimiento por un boulevard de noche iluminado por anuncios gigantes de neón que se leen en ingles y con ojos irritados:
lugar perfecto para llorar (porque nadie te conoce y sabes que cuando te bajes, estarás, en el lugar deseado. Todos los viajes son lo suficientemente largos)
De qué otra forma te explicas el sentirte tan mal con un café en la mano entre tanta gente a mitad de un centro comercial, en la sala del cine con una película deliciosamente mala y ajena, donde no encuentras nada y si, el café caliente nos quema la lengua y las palomitas la escaldan y nos secan la boca y nos dan una sed que ni la coca-cola quita; es obvio somos inferiores.
Tenemos, gracias a holliwood, el síndrome del bruce willis en el sexto sentido:
no sabemos que nosotros somos los fantasmas.
Claro, por qué comer solos.
por qué ni siquiera nos pitan al cruzar la calle,
por qué nos deja ir el policía, salimos tatuados y con el pelo de color y ni así.
Somos fantasmas y nadie, por lo menos aquí, desarrolló el sentido extra, porque eso es de primer mundo o de las culturas prehispánicas.
Es obvio, no somos del todo normales, aquí la evolución va mas despacio.
El amanecer en posición fetal a diario en una esquina del colchón,
el pensar en todo a la vez mientras sumerges la cuchara en el cereal;
hasta nuestra bocas son mas grandes, nuestros dientes, nuestra ceja, por eso nos las sacamos a golpes o con pinzas especiales.
Hasta los pericos pronuncian mejor las canciones del top 10 del bilboard.
Explícame, pues, por qué no podemos decidirnos qué libro leer,
si comprar o no el tostador para los "beigols",
ese dvd multiregion.
Por qué nos agobia pensar en comprar si todos lo hacen, ya ni dinero se ocupa.
Te lo han dicho tantas veces “Compra por internet”
(we know that we shouldn’t even flash our dollar bill, fuck, give the credit card number over a computer you must be kidding me)
no podemos comprar porque no existimos y sabemos que a la dirección nunca llegará nada.
Los estudiosos de mercado nos tienen escondidos en un fólder amarillo de manila
al fondo de un archivero donde esconden los números de las amantes o la hermosa peluca del rag.
Por qué los horóscopos dicen que mis negocios saldrán bien.
Si, tenemos, aun la espina dorsal retorcida, y el mundo entero lo sabe.
A nosotros nos dicen que es una hernia de disco.
Que seguramente te soltó tu madre de bebe,
o de plano algún accidente automovilístico alteró la forma de tus vértebras.
Porque, es sabido, no sabemos manejar. ni siquiera nuestra postura en un taxi. mucho menos nuestra vida
La evolución pisa la liga en cuarta
solo nos queda esperar nuestro turno y aguantar la fricción en las piernas del hule que se estira con el peso.
Todas las ligas con el tiempo se rompen. y siempre podremos salir del juego con moñito que sabemos, visto desde arriba, dibuja el infinito
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