anoche presentó Rafa Saavedra en Estación Tijuana. quedó muy bien. se la rifó con la retrospectiva: los fancines, las fotos de fiestas, los audiclips, la Tijuana de los ochenta, de los noventa, la de esta década que se va quedando. leyó muy poco y eso siempre se agradece. se agradece porque leyó al final, después de hora y media de presentación audio visual y siempre es cansado poner atención al final de cualquier cosa. Se agradece también porque siempre he pensado que a rafa se le tiene que leer a solas y si se puede en completo aislamiento auditivo. aunque rafa apela mucho al noise y la música sus textos no pueden ser acompañados, sus textos son ese disco que se pone para apreciarlo a gusto tirado en el sofá viendo al techo. Rafa nos bombardeó con esa inquietud que sólo él aunque no le convenga, con el ejemplo de un montón de años de trabajo y ni un solo minuto de aburrimiento, nos bombardeó del fracaso, del fracaso más dulce como querer ser astronautra y graduarse de piloto aviador y otra vez del fracaso y al final aplaudimos todos sus ganas de seguir intentando llegar a las estrellas.
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