El otro día platicando con granola me di cuenta que yo nunca conocí a mi jefita joven. Que cuando yo nací ya era una señora gordita.
(tengo que aclarar que tengo muy mala memoria, para mi no existen los momentos inolvidables)
Doña Sara presumía haber tenido la cintura del diámetro de su cabeza. Subía sus manos, simulaba el ponerse una corona, las bajaba a la altura de su cintura y luego nos mostraba la nada que se dibujaba entre sus dedos.
Yo siempre he dicho que don Marcos es y siempre ha sido un garañón.
Don marcos y ella bailaron una sola vez en su vida, poco antes de casarse y Doña Sara nunca mas volvió a pisar la pista de baile. Un baile, un solo baile.
Dice don Marcos que no le gustaba, que él tenía que bailar sus polkas y taconazos con la tía Raymunda. Yo creo que Marcos bailaba muy feo y a Sara le daba vergüenza. Una de esas concesiones que se hacen en los matrimonios, sin decirse, uno de esos secretos que se guardan: no me gusta como bailas pero no diré nada y seguramente a ti no te gustan mis chilaquiles y te los comes o sabes que aun guardo la foto de mi ex novio y no te importa. Una de esas concesiones que hacen la vida más ligera aunque esté más cargada. O igual era un tanto como yo, simple observador que mueve las piernas bajo la mesa y si todo es como ella lo decía esas piernas, que seguían el compás, eran hermosas.
Los poemas de doña Sara tienen buen ritmo, no sé porque ella pensaría no tenerlo.
Doña Sara presumía tener uno de los cuerpos más bonito de todo el pueblo y terminaba diciendo que de su pueblo era Ana Berta Lepe, 4o Lugar en el concurso Miss Universo.
Yo recuerdo sus faldas de lana largas, hasta abajo de las rodillas y sus blusas de estampados otoñales. Su pelo ondulado y la ausensia de su sonrisa.
La mayoría de las imágenes que aun tengo de ella en mi cabeza, son fotográficas y tal vez no le gustaría sonreír en las fotos por eso no la recuerdo sonriendo. Para mi no hay momentos inolvidables, sí sonrisas inolvidables y la de doña Sara no la recuerdo.
Me pregunto si el baile tiene una relación directa con la sonrisa a los 60 años
Un solo baile con esa cintura, con esas piernas, con ese cuerpo.
Madres, en este su día (y escribí un texto tan largo y algo doloroso solo para decirles esto): SONRIAN EN LAS FOTOS
BAILEN, BAILEN!
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