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Texto del festival de lit del noroeste.




No tengo tag bord, no tengo comments, no tengo links yo lo único que tengo es ganas de escribir.

Comenzaré por leerles una lista de beneficios obtenidos gracias al blogspot:

1) Invitaciones a leer, publicar, exponer, a pistear.

2). Aprender un poquito del lenguaje html, y del otro también.

3) Conocer a gente de todos lados del mundo. Y digo de todos lados del mundo porque encontré un post mío en un blog australiano de ahí, el próximo lector esta en Sonora y compartimos mesa. Como dirían los inglese del s. XVIII: el sol nunca se pone sobre el pasado imperfecto.

4) Escuchar de la boca más bonita de la fiesta: que bonito post el del martes.
5) Escuchar de la misma boca: Vámonos se escribe con v chiquita güey.

6) Conseguir trabajo gracias a la propaganda que le hago a la herrería; presupuestos gratis.

7) Aproximadamente, 30 visitas diarias, de acuerdo a la última vez que revisé, hace como
media hora.

8) Hacerme conciente del lector. Esto último igual y va en la lista de cosas malas. Pero de todas formas la incluyo

9) Haber hecho llorar a mi tía Maríugenia cuando leyó un post sobre mi jefita.

10) Una caguama gratis en la exhibición de maquila cortesía de un lector que me dijo que mi línea: tardes tan rojas como tus manos después de comer granadas la trajo en la cabeza todo el día como esas canciones que uno no se puedes quitar con nada.

11) 65 palabras tecleadas por minuto. Mientras miró por la ventana y mis dedos se acuerdan de donde encontrar las letras. Que el cerebro les diga b en vez de v esa ya es otra cosa.

12) Conocer a muchos de los que están aquí sentados.

13) Conocer un poco mis vicios, los vicios de mis lectores.

14) 390 posts en dos años. Eso es más o menos un post cada dos días y medio. Eso es más o menos un vicio. Eso es más o menos un oficio.


Ahora les leeré la historia casi real de mi carnal el Tambor que me ha acompañado siempre en este viaje bloggero.

31 marzo 2003
Niño de la abuela . No podemos cocinar la verdadera historia sin un recipiente pequeño que contenga los dos ingredientes principales:
Una bailarina sinaloense en una taza de medidas y cadencias exactas. (Ella aún lo visita de vez en vez y le trae infinidad de cosas desde tenis hasta noticias de los familiares, sigue siendo bella y ahora trabaja en El Mexicano de Juárez).Dos cucharadas de un narco de Nogales. De él sabemos que vivió 20 años en la cárcel, que tiene una discoteca en Ciudad Juárez, a la cual pensamos ir, algún día, a pistear gratis, que tiene infinidad de hijos de los cuales el Tambor dice ser el más guapo y el menos narco. Yo digo que es por que creció con la abuela. Fue esta cocinera la encargada de preparar al Tambor ¿y qué creen? creció para ser cocinero. Su afinidad por los cuchillos decidió por él. El niño caminó rápido y sólo se hizo solo. O a decir de él: ya era él desde el año. El niño de la abuela, le decían los primos por chiqueado. De ahí ya no sé mucho, tanto ignoro que me tendría que brincar hasta el día que lo conocí pero ese es el segundo capítulo.Mejor digo que jugó fútbol toda su infancia, toda su adolescencia y jugará toda su vida. Dice haber saltado del segundo piso de la secundaria para llegar a la tiendita por la torta antes que nadie, yo lo he visto no dormir por dos días corridos y nunca se enferma, lo he visto pasar un cuchillo entre los dedos a velocidades vertiginosas con los ojos cerrados y cambiando secuencias, izquierda derecha, uno si uno no, tres en uno, dos en otro y de nuevo izquierda derecha; nunca lo he visto sangrar. Es tal vez por esto de las navajas y su suerte contra los daños físicos que salió victorioso en la pelea a muerte con alguien del otro barrio, en un buen trence a navajazos. Tijuana lo esperaba como a tanto exiliado…
posted by omar at 10:47 AM

01 abril 2003
De porqué tamborInvierno de segunda mitad de los 90 (la mitad amarga). A la periferia del Ranas Bar, al oído los residuos de una canción de Penny Wise, Galaxia y yo buscábamos a Odisea su hermana. Las dos, hijas de un señor muy hippie masón y poeta que de oficio tiene el de hacer monos de yeso para vender en la línea. La encontramos en una de las tantas escaleras que suben al segundo piso de los locales de la plaza (como siempre con un batillo). Esta vez era diferente, no ganoseaban. Él tenía sus manos para sí y ella en su propia cara. El tipo vestía una gabardina, vinny, guantes negros, todo negro, y portaba una palidez extrema. Odisea se levantó y nos dijo:-Les presento al Tambor… qué lindo me limpió los tenis y me dio un café gratis. Trabaja en el Samborn’s me llevó por un café. Me puse bien peda y me guacarié y él me limpió los zapatos (todo este monólogo imagínenselo con una voz de ternura peda y pacheca). Recuerdo haber pensado: puta qué pedo con este bato. ¿Será de neta tan buena onda?Me gustaría decir que el apodo de “Tambor” data de su infancia, de algún sobrenombre adquirido después de haber despellejado al enemigo y con su cuero hacer tambores. Que se lo dieron por ser un dealer como el de la canción de Bod Dylan (algo así como ¡hey Mister Tamborin!). No sé, tal vez, decir que su apodo se lo dio un indio Yaqui, una bruja o un sueño premonitorio. Que fue adquirido en los barrios bravos de Mochis por resistir tanto madrazo. Dejaré mis deseos para otro día y diré que esa misma noche de invierno de la mitad amarga de los noventas, bajo el frió cabrón de Tijuana cuando quiere matar indigentes, tambor fue bautizado por Odisea. Pataleaba en reacción al frío como Thumper el de Bamby (sí, el de Bamby) con la agilidad que le permite mirar las pelotitas del futbolito o pasarse los cuchillos entre los dedos, con la reacción muscular del que se quiere calentar los dedos de los pies hasta el fuego. De ese día en adelante el cocinero de cuatro dragones tatuados, una cuenta en su navaja y sangre de gallina quedó reducido a un personaje de caricatura. Eso sí, el más enamorado…
posted by omar at 1:44 PM

05 abril 2003
Los años de exilioSalió Tambor de Mochis con la navaja en cuenta, limpia ya hasta de remordimientos. Llegó a Ensenada. Fue ahí donde inició su carrera criminal lucrativa. Estuvo un tiempo clavado por posesión de armas después de que le encontraron una escuadra lista en el asiento del pasajero. De nuevo, me gustaría decir que fungía de sicario del cartel de Ensenada y esperaba pacientemente después de dos noches sin dormir, la salida de un funcionario panista de moral atravesada para decirle al oído, mientras le pone el cañón en la cuarta cervical, ahora sí te cargó la chingada. Que era pirata de la bahía ensenadense y que asaltaba cruceros de gringos ricos, que ni siquiera se bajan, para comprarse un traje sastre y un jarrito de talavera. Que tenía lazos con el dueño del restaurante bakía, que resultó ser uno de los dirigentes Basco-ETA más sanguinarios, y se respetaban mutuamente por saberse lo que son y lo que podrían ser.Lo que sí es verdad, es que se dedicaba a la piratería. Hizo millones de copias de cassetes en una casa clandestina por toda la noche. De copia en copia en lugar de copa en copa y memorizando los grandes éxitos de José José, los Tigres del Norte, Dance Mix en diferentes volúmenes, …yo tenía una cabra que se llamaba Asunción…la cabra la cabra/ la puta de la cabra/ la madre que la parió… Eros Ramazoti y cientos de etcéteras copiados. El dueño de este changarro fue quien olvidó la pistola sobre el asiento del pasajero. Fue éste también, quien pagó la fianza y Tambor decidió cambiar de oficio y de ciudad.
Regresó por un periodo corto a Los Mochis donde conoció a "La Leona", animal mitológico de belleza inigualable y voracidad ilimitada. Rápido, Tambor regresó a Baja Norte, más asustado que en el primer exilio, pero ahora a Tijuana donde inició su carrera de cocinero. Empezó de barrillero. Su habilidad para manejar el arma blanca le dió el respeto que le había dado en Mochis el mismo talento bajo diferentes circunstancias. Rápido ascendió. Para cuando lo conocí ya dominaba la cocina del Sanborn’s y se daba el lujo de regalarle café a señoritas ebrias a altas horas de la noche. De este punto en adelante, todo es historia no verdadera, porque lo vivimos juntos. De historias casi imposibles tenemos pocas. Dos de piratas, tres de vaqueros, otras tres de narcos varias de sirenas, muchas de marcianos, otras de dragones. Con mi pluma y su navaja hemos librado batallas y botellas. En días de pedas, que se unen el Laguana y el Pato se completa la cuarta de chillones pisteadores, mujeriegos fracasados y todos para una y una para el más buenisano, usualmente la que le toca al Pato. Me despido como narrador, para no caer en personaje (ya vi que ese rumbo llevan mis dedos) y voten o comenten si quieren que ponga pedo al Tambor y así sacarle más de su misteriosa vida. Después de años de conocerlo, dudo que lo conozca.
Aquí tendría que agregar que muchos votaron. Pero no fueron tantos.
Aquí va un link arteculinario.blogspot.com

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