Tengo un par de años trabajando, indirectamente, para el labor center de UCLA. He podido hacer trabajo de activismo de forma más o menos estructurada y me gustaría poder meterle más tiempo pero a esto le tengo que sumar las clases que imparto de lengua y de arte, y bueno, la tesis. Lo que sí puedo decir es que el activismo es un trabajo dificilísimo y que las personas que mejor lo hacen son empujadas por un motor de combustión interna que se nutre de un coctel-combustible muy interesante: ira causada por la injusticia, no enojo, ira; ego, pero eso está en el combustible de todos; memoria, mucha memoria, muscular, histórica, personal y colectiva; claridad, a pesar de lo complejo de todo problema pueden ver claramente la injusticia y cómo intentar resolverla. Seguro este coctel tiene otros ingredientes, lo que sí es que este combustible les dura horas y horas, días y días, meses, y cuando se les acaba llegan a un paro profundo, una cama fría y se cubren con capas y capas de...